LA HISTORIA DE UN PERDEDOR
Esta es mi historia,
la historia de un perdedor.
Dame un cigarrillo, mi amor,
sírveme la última copa,
abre la puerta y márchate.
No necesito una madre,
ya tuve una y quiso
gobernar toda mi vida.
Enciéndeme el pitillo,
abre la puerta y vete.
No necesito un sargento,
que me prepare para la guerra.
Ya tuve uno y casi me mata.
Odio todas las guerras.
necesito que me preparen para el amor,
no que me pongan el cuchillo entre los dientes.
Sírvete la última copa
y brinda conmigo
por lo que no pudo ser.
Abre la puerta y vete.
No necesito un jefe bonito
que me diga a todas horas
lo que tengo que hacer.
Ya tuve uno y transformó
mi vida en un infierno.
Dedícame una última sonrisa.
Abre la puerta y vete.
Si el Dios, bueno y todopoderoso,
me concedió el don de la libertad,
no pretendas arrebatarmelo
alegando que no tengo razón.
Dios sabe muy bien que no la tengo,
pero no me ha destruido con el fuego divino.
No aceptaré de nadie inferior a Dios
que pretenda hacerme su esclavo.
La libertad es el tesoro más preciado,
si no eres capaz de concedérmelo,
es que no eres capaz de amar.
Abre la puerta y vete sin volver atrás.
No me vengas ahora con la vieja monserga.
Eso de que te hiciste mi esclava,
porque me amas más que a tu vida.
Si no eres capaz de darte la libertad
es que no eres capaz de amar.
Dame un último beso, y si me lo dieras
no lo hagas por falsa compasión.
Abre la pueta y vete sin mirar atrás.
No temas por mi trágico destino.
Lo elegí libre y voluntariamente.
Acepto mi triste historia,
la historia de un perdedor.
Nunca fui una oveja del rebaño.
La libertad es un don divino.
No me vengas ahora con la vieja monserga.
Eso de que me diste la vida.
Mi madre me la dio una vez
y luego quiso gobernarlo todo.
No saques tus deudas del cajón
yo tengo las mías enterradas bajo tierra.
En el amor no se cobran pagarés,
es un eterno viaje hacia el infinito,
en un frágil bote de dos remos.
El riesgo de naufragio va con el billete.
Abre la puerta y vete, sin volver atrás.
Yo voy a emborracharme hasta las heces,
hasta la absoluta inconsciencia.
Abre la puerta y vete, sin volver atrás.
Lo que haya de ser. será.
Ni un solo pelo de nuestra cabeza
cae sin que lo sepan en lo alto.
Puedes reprocharme que la culpa es mía,
si así calmas tu pudorosa conciencia.
El amor es un frágil bote con dos remos,
que una vez inició un eterno viaje
hacia el infinito titilante de estrellas.
Dame un último cigarrillo, mi amor,
sírveme la última copa, sírvete otra,
y dame un último beso antes de brindar
por lo que no alcanzamos en el salto.
Arrójame tus deudas a la cara,
a la cara del que nunca tuvo razón,
si eso calma el dolor de la despedida.
No me levantaré para decirte adiós.
Estoy tan cansado,
tan terriblemente cansado
que voy a dormir mil años
y si alguna vez despierto,
espero ver el rostro de Dios
riéndose a mandíbula batiente.
Era una broma, pobre pardillo,
solo yo puedo amar sin dolor.